
Estos vertidos generaron una fuerte protesta social en Galicia, sobre todo, gracias a la acción de tres barcos gallegos: el Xurelo, el Pleamar y el Arosa I, que junto con el barco Sirius de Greenpeace, realizaron dos acciones en alta mar para tratar de impedir el lanzamiento de más vertidos nucleares.
En septiembre de 1981, el Xurelo navegó hasta donde se encontraban dos cargueros holandeses y una fragata que los escoltaba, lo único que pudieron hacer fué lanzar una corona de flores al mar en señal de protesta. Al año siguiente, en septiembre de 1982, ya los cuatro barcos intentaron impedir con zodiacs el lanzamiento de más bidones a la fosa atlántica, provocando momentos de bastante tensión y peligro.
Tras aparecer las imágenes en todo el mundo de esta lucha desigual, el gobierno holandés dio marcha atrás en su programa y los tripulantes fueron recibidos en el puerto de Vigo por una multitud de gente, reconociendo el esfuerzo y empeño puesto en proteger nuestras costas.
El Xurelo se hundió en noviembre de 2002, casi al mismo tiempo que también lo hacía el Prestige...
Hoy, casi 30 años después, esos bidones no están controlados por ningún organismo nacional ni internacional, por lo que se desconoce el estado en el que se encuentran esos residuos. Cuando se lanzaron al mar se estimaba que resistirían entre 25 y 50 años.
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